El Club del Niño San José Obrero por donde han pasado decenas de chicos en los últimos 20 años, compartió ayer su fiesta con las familias y los vecinos.
En la ocasión hubo palabras de Beatriz Cuadrado quien en nombre de quienes llevan adelante esta propuesta en la actualidad recordó los inicios, el trabajo en el barrio y la presencia del diácono Luis Barbita que estuvo en los primeros tiempos.
Recordó a muchos de los que fueron los primeros impulsores del Club del Niño como los docentes Carmen Rodríguez, “Cucho” Cuestas, Leticia Osimani, Alba Santos, Nelly Rodríguez como así también a Isolda Etlin, Alba Bosco, Clara Pereyra, quienes tomaron con entusiasmo la propuesta.
Dijo que sin dudas que hubo muchas cosas que superar en los primeros tiempos, mencionando que el Obispo cedió la casa que ya se usaba, pero como los espacios no alcanzaban se contó con el invalorable apoyo de los estudiantes de Ciencias Económicas, permitiendo hacer la ampliación y dejar el local como es hoy.
El tiempo ha permitido que hoy PROVIAS gestione más de un centro y tenga al CAIF Adelante y Nuestra Placita, anexando hace pocos meses a la Capilla Juan Pablo II para extender aún más la labor.
La dimensión central, explicaba Cuadrado, de todo este trabajo era darle a los chicos a través del club una educación en otra dimensión, acompañándolos en su labor escolar, estando cerca de las familias, aportando actividades lúdicas y deportivas.
Valoró el entusiasta trabajo de todos los docentes y funcionarios que han pasado por el Club del Niño, como así también a profesionales y profesores que han hecho sus aportes en diferentes momentos.
Dijo que el verdadero motor de este club son los propios niños, muchos apellidos se repiten y en la actualidad muchos de aquellos que estuvieron en el primer tiempo se han convertido en trabajadores, en padres y hoy sus hijos también concurren al club.
Agradeció a todos quienes desde su lado entendieron la propuesta del club y a quienes hoy siguen llevando adelante la idea.
Por otro lado, el diácono Luis Barbita recordó cuando hace más de 20 años se gestó PROVIAS, indicando que fue por un mandato del Padre Caranzano que estaba en la Parroquia Pío X. A él le asignó la tarea en el Aparicio Saravia y junto a varios laicos iniciaron la labor surgiendo el nombre por una idea de Esther Chacón, porque en esos inicios se pensaba más en las viviendas del Aparicio Saravia.
Barbita dijo que “vivían más de 200 familias y en aquellos tiempos la mayoría carecía de luz eléctrica, de los servicios esenciales, no había prácticamente calles y las condiciones eran infrahumanas. En ese primer tiempo comenzamos a atender las necesidades básicas para dignificar a esas familias y se construyeron más de 100 baños con el apoyo de los propios vecinos y de la Intendencia, que en ese tiempo estaba a cargo de Holf Caresani. Creamos también un merendero donde se daba de cenar tres veces por semana, había mucha ayuda, poco a poco la realidad del barrio fue cambiando y a partir de 1999 creamos el Club del Niño, cerrando en el 2004 el comedor porque había mejorado la condición de vida del vecino.
A partir de allí comenzamos a pensar en un trabajo más directo con los niños y no quiero olvidar de mencionar las 17 familias que a través del trabajo de PROVIAS formaron una cooperativa y hoy tienen sus viviendas en otro punto de la ciudad, siendo su proyecto un ejemplo para muchos.
Creo que estos son momentos de dar gracias a la gente, gracias a Dios que nos permitió hacer este trabajo sin olvidar que hoy nuestro pensamiento está en los niños”.
La celebración continuó con la presentación de cuadros musicales y bailes a cargo de los chicos que asisten al club, la despedida a quienes dejan la propuesta, compartiendo luego una torta de cumpleaños y disfrutando de la música de la Orquesta Mercedes.